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Proyecto de trabajo Revoluciones: Sobre la necesidad del cambio en México, comprendido y razonado desde el hogar


2. Cada familia conciente del papel que ella como tal y que cada uno de sus integrantes por separado deben asumir en la lucha por la renovación de México, deberán participar para la integración humana de las distintas comunidades, las cuales estando hoy dispersas han facilitado la conquista del capitalismo. Se debe comenzar la organización social con base en familias en resistencia.

Tenemos que identificar en el presente y en el pasado todo aquello que ha puesto en peligro nuestro bienestar social, político, económico, espiritual y humano. Pero no podemos asomarnos a la venta de los problemas nacionales sin tener bien presente lo que nosotros como ciudadanos en lo individual y dentro de nuestras familias hemos hecho mal.

Tenemos que ajustar como ya se propuso con anterioridad, lo que vemos en televisión y cómo invertimos nuestro tiempo, pero también debemos cuidar nuestra salud, cuidar lo que se nos inculca desde la iglesia (en caso de ser creyentes) y lo que se enseña a nuestros hijos en la escuela. Pero para lograr esas cosas no bastaría un esfuerzo familiar, sino sumar a nuestro ritmo de lucha a más familias, debemos de ser incluyentes y buscar el medio por el cual llamar su atención, presentarles lo que consideramos se debe ajustar en la comunidad donde habitamos y partir de allí para organizarnos como vecinos y amigos de la misma ciudad. Es evidente que cuando hay un asalto, robo, accidente o abuso de la autoridad y “nadie hace, ni dice nada” es porque hay un problema grave llamado indiferencia y dicha indiferencia se da por la poca o nula comunicación y convivencia entre los vecinos. La solidaridad y unidad es algo que se debe cultivar, debemos buscarles pues no se dan por default.

Revoluciones convoca a que las familias busquen impulsar en sus comunidades la integración humana, siendo esa la base para conformar grupos de trabajo, comités de lucha y asambleas para la organización que sirvan para enfrentar los vicios que están presentes en cada una de nuestras comunidades. De ese modo incluso cuando menos lo miremos estaremos conformando al mismo tiempo una contraloría ciudadana que vigile a sus mismos miembros pero primordialmente a aquellos que tienen el cargo de servidores públicos. En este punto ya hemos presentado desde hace varias semanas un formato inicial para comenzar el cambio por barrio o colonia, casa por casa y algunos lectores han reportado éxito pero deben ser más las personas que se sumen a este esfuerzo.

Seguiremos insistiendo en presentar formatos a la gente para que se acerquen así con sus vecinos y amigos, hay que romper el hielo y el nervio que luego se da para poder entablar dialogo quizás con aquellos que por años hemos sabido de su existencia pero mismos años no les hemos estrechado ni siquiera la mano para saludarles. Es tiempo de cambiar nuestra manera de ver al prójimo, hay que sembrar la paz y el amor para con los demás, no podemos vivir en una comunidad estresada por ver a que hora me va ver mal el de la otra casa o haber cuando el prójimo me va a dañar, sí, se necesita también estar alertas pues los tiempos son difíciles pero debemos procurar la paz con todos los hombres y aún a nuestros enemigos responderles sabiamente con bendición y no con maldición.

Aunque esto pareciera ser algo inalcanzable es posible obtenerlo sí lo anhelamos de verdad. Mucha gente está esperando a que alguien diferente a los de su casa le extiendan la mano, a veces hijos se van y abandonan a sus padres o hay hijos que por cuestiones de la vida ya no tienen el calor paterno o materno, pero todos somos parte de una gran familia denominada México. No permitamos que la reacción y los medios de intoxicación sigan destruyendo nuestras comunidades. Con unidad y unaminidad es como fortaleceremos los municipios, los estados y a la misma federación.

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